Últimamente, me he dado cuenta
que enloquecí más
o que me permitomás mostrar mi locura.
Hablo sola, con las cosas,
imagino cosas, falta poco para alucinar...
Mi imagen se ha vuelto un remolino
de cabello y sonrisas.
Pero, no me siento mal
al contrario, me siento mejor.
Respiro con libertad.
En algún tiempo estaré dentro del manicomio
hablando con alguien que nadie ve;
más feliz que nunca.
martes, 9 de marzo de 2010
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